Midnight Soret - Apartados literarios

Alejandro Valdez

El Resplandor

14 de enero de 2005



Entre un gota de lluvia y otra, el sol en el horizonte, invisible, oculto tras una cortina de nubes, se escapaba como el tiempo al reloj y un resplandor naranja invadía la ciudad.

Tal vez un puñado de personas se dieron cuenta que aquel momento era único, tanta luz sin sol, tanta lluvia sin trueno, tantas lágrimas sin motivo, tanto silencio sin quien lo escuche.

Los cristales empañados de los colectivos, los discmans, los teléfonos celulares, los periódicos empapados en noticias, el ronroneo de los automóviles, los subterraneos y los acondicionadores de aire recalentando la ciudad atentaban contra aquel instante.

Duraría un minuto, una hora o una breve eternidad. Daría felicidad, tristeza o solo compañía. Se repetiría al día siguiente, el mismo año o tal vez nunca. Sería un sueño, una realidad o apenas un deseo.

Alguien quería una cámara para guardar ese momento, un grabador para capturar el murmullo de la lluvia, una libreta para escribir un poema, un arcoiris que seguir, un Dios al que agradecer y un alma gemela con quien compartir.

Una pareja se unía, una pareja rompía, una criatura nacía, otra criatura moría, las gotas en caida libre buscaban su destino, las alcantarillas trabajaban, el rio se agitaba, un disco terminaba y un viento impaciente e implacable empujaba las nubes hacia el oeste, el resplandor se perdía lentamente y la ciudad volvía a su gris habitual.




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