Midnight Soret - Viajes literarios

Numero 3

El paso del tiempo en un bar

De Alejandro Valdez

12 de noviembre de 2003

"Yo veo al futuro repetir el pasado
veo un museo de grandes novedades
y el tiempo no para, no para..."



Maria Laura miró el reloj que le habia regalado su madre en el último cumpleaños, las agujas indicaban que eran las 13:15. Se acercó un cliente.
-Buenas tardes. ¿En qué puedo ayudarlo?- Así la habian instruido en el curso de capacitación del local sobre atención al público.
-Quisiera un combo cuatro- Contestó Oscar, mientras observaba las fotos de las hamburguesas.
-¿Quiere agrandarlo por dos pesos mas?- Preguntó ella y Oscar asintió.
-¿Desea un pie de manzana para acompañarlo?- Le ofreció Maria Laura. Oscar rechazó la oferta.
-¿La gaseosa quíere que sea Coca-Cola?- Oscar le dijo que si, y le dió un billete de diez pesos.
-Por favor, aguarde mientras preparamos su pedido- Dijo ella con una sonrisa, dándole el vuelto.

El cielo estaba cubierto de nubes oscuras. Sin llovizna previa comenzó a llover torrencialmente y las gotas golpeaban con mucha fuerza la acera. Los transeuntes que pasaban por la puerta del local de la avenida Corrientes se metian dentro sin fijarse donde entraban, solo les importaba mantenerse secos.

Lucas llevaba una pila de tarjetas de encuesta en la mano y se acercaba a las mesas a preguntar a los clientes que opinaban del servicio que brindaba el local.
-Pésimo- Contestó un hombre mayor, calvo y con lentes de cristal grueso.
-¿Qué es lo que no le gusta señor?- Preguntó el joven y apoyó su lapicera en una de las tarjetas dispuesto a escribir.
-Todo. El local está mal iluminado, la comida se sirve fria, hay un olor asqueroso en el aire y los asientos están sucios.- Dijo el hombre y detuvo su discurso porque sabia que aunque Lucas lo anotara en sus tarjetas nada cambiaria.

-Bueno no te ofendas, estamos charlando- Dijo Mara a Luis. Acababa de explicarle porque no queria ser mas su novia, y en su lugar queria tener una relación abierta que incluia un compañero de trabajo de ella.
-¿Vos me estás jodiendo?. ¿Me boludeás y querés que me quede tranquilo?- Luis se paró y caminó aprisa hacia la salida. Furioso dió algunos pasos por la vereda, la lluvia y el viento frio hicieron que se arrepintiera de haber dejado la mesa.


Carla miró con severidad a Natalia y dijo -No, así no se hace-.
-¿Qué sucede?-- Preguntó la cliente, que esperaba su pedido.
-Nada, no incluyó en su pedido las papas fritas y no podemos cobrarlas aparte- Explicó Carla.
-No te hagas problema, decime cuanto es y te doy la diferencia- La señora metió la mano dentro de su cartera buscando la billetera.
-De ninguna manera señora, usted ya pagó su cuenta y fué un error nuestro- La miró a Natalia. Natalia bajó la mirada al suelo, era su primer día de trabajo -¿Me echarán?- Pensó.


Pablo y Oscar estaban sentados en la mesa mas cercana a la ventana. -¿Hoy no pronosticaron lluvia, ¿no?- Preguntó uno. -No se, pero no me voy hasta que pare- Contestó el otro. -¿Te conté que ayer me acosté con Laura?- Preguntó Oscar. -No. Yo también- Contestó Pablo. Se quedaron en silencio. Pablo se levantó de la mesa y se acercó a las cajas, preguntó si vendian flan. Maria Laura le contestó que no, pero que tenian pie de manzana caliente.


El guardia de seguridad se paró frente a Mario y no lo dejo entrar. El niño estaba empapado, llevaba una caja de curitas en la mano también mojadas y tenia la esperanza de vender algún paquete. Se quedó parado debajo del toldo rojo en la entrada del local. Tenia mucha sed.

Martin cerró el libro que tenia entre manos y fué al baño con su mochila al hombro. No habia papel higenico así que prefirió aguantarse, mientras salia del baño una mujer con una gran espalda entraba al baño de hombres y miró a Martin con deseo. Martin se sintio incómodo.

Mauro dejó las bandejas que llevaba sobre una mesa y se acomodó el cabello. Laura y Mariana entraron al local, al verlas Mauro tomó nuevamente las bandejas y se apresuró para pasar por al lado de ellas y saludarlas. Ellas no contestaron el saludo y siguieron caminando. El se quedó mirando la espalda de Mariana, la cola, el cabello, luego su cola nuevamente y por último sus piernas.

Paró de llover.

Katy salió del local, miró al cielo e hizo un globo con su chicle. Llevaba una hamburguesa en una mano, un cigarillo y un vaso en la otra. Sonó su telefono celular, quizo atender y descubrió que tenia las manos ocupadas y no podia. Le causó gracia.

Alfredo se habia quedado solo. Su novia Raquel acababa de irse porque debia volver al trabajo y el también. La jefa de turno miraba a Alfredo desde el mostrador y este presionado por la mirada se puso en pie, fué hasta el armario, tomó el carro de limpieza y se dirigió a limpiar el baño de hombres.

Paola abrió un sobre de mayonesa, uno de mostaza y uno de ketchup, los vació sobre la tapa de plástico de la gaseosa y revolvió con el sorbete. Lo miró y le dió asco. Tomó un sorbo de su bebida, luego abrió un sobre de sal y volcó su contenido sobre la mezcla que habia hecho, le seguia dando asco. Su telefono celular sono entonando la melodia de la macarena, atendió. Era su hermana, que a gritos le decia que habia sido entrevistada en la calle para un programa de videos musicales. Mientras hablaba Paola fue haciendo una pila de papas fritas sobre su mezcla para taparla.

El guardia de seguridad metió un chicle en su boca. Habia estado en servicio mas de cuatro horas y le dolian las rodillas. Con los brazos entrecruzados y el seño fruncido miraba a Mario que ofrecia sus curitas a los peatones y seguia sintiendo sed. El guardia pensó en comprarle una hamburguesa, pero no lo hizo.

Raul y Valeria entraron al local tomados de la mano, ella practicamente corria para seguirle el paso a el. El casi se arrastraba para dejar que ella lo alcanzara. -Le dije que se meta el auto en el culo y me fuí- Dijo el. -Hoy Lucy me invitó a cenar a su casa- Dijo ella. -Encima el cretino no lo usó en todo el fin de semana, ¿podés creerlo?- Dijo el. -¿Te enojás mucho si esta noche te dejo solo?- Preguntó ella. -Pero ya va a venir con el caballo cansado y va a ver- Contestó el. -Creo que antes de la cena voy a pasar por la peluqueria- Dijo Valeria e hicieron fila para hacer su pedido.
-¿Tenés helado?- Preguntó Nora en una de las cajas.
-No, pero tenemos pie de manzana caliente.- Contestó Natalia.

Matias estaba sentado frente a su madre, sus pequeñas manos apenas alcanzaban a agarrar la hamburgueza doble. Clara, la madre, estaba nerviosa; fumaba y movia un pie constantemente. -Mati, queria decirte que vamos a tener un cambio en la familia- Matias tomó un sorbo de Coca-Cola y contestó: -¿Un integrante mas?-. -No- Dijo Clara, el niño miraba directo a los ojos de la madre: -¿Un integrante menos?-. -Si- Contestó Clara. -¿Papá se va de casa?- Preguntó Matias. -Si Mati, pero es por un tiempo nada mas-. Matias dejó de comer, tenia un nudo en la garganta, a sus seis años sabia cuando los mayores mentian.

Maria Laura miró el reloj que le habia regalado su madre en el último cumpleaños, las agujas indicaban que eran las 13:16, sintió que el tiempo no pasaba mas. Se acercó un cliente.




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