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Midnight Soret - Expediciones
Expedicion al cerro Champaqui y al macizo Los gigantes
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Preparativos
Seleccionar este destino no fue nada difícil, bastó con que alguien pregunte:
Cuál es el cerro mas alto de Córdoba? y una breve investigación al respecto nos
reveló la respuesta: el cerro Champaqui. La elección del segundo destino provino
de la sugerencia de un guía a quien consultamos sobre nuestros planes y nos contó
sobre la vista imponente que se presentaba el macizo Los Gigantes a sus visitantes.
Los dos destinos estaban un poco alejados entre si, por lo que dedicamos bastante
tiempo a la búsqueda de información sobre distancias, tiempos de viaje, duración
de las actividades y con eso armamos un plan de viaje bastante detallado que nos
permitiría cumplir nuestros objetivos. Para esto fue muy importante asesorarnos
con un guía turístico de la zona (vía chat) y con agencias de viajes locales,
antes de partir.
El cerro Champaqui se encuentra cercano a Villa Alpina, un pequeño pueblo que se
encuentra a una hora de viaje de Villa General Belgrano en la provincia de Córdoba.
Por otro lado, el macizo Los Gigantes se encuentra cercano a la localidad de Tanti
a una hora de la ciudad de Villa Carlos Paz.
Desde Buenos Aires hay varias compañías de ómnibus que llegan hasta Villa General
Belgrano, por los horarios, costos de pasajes y comodidades que ofrecía el ómnibus
optamos por la compañía Sierras Cordobesas para nuestro primer tramo. El costo del
pasaje fue $??? por cabeza y el ómnibus resultó sumamente cómodo, la cena que
sirvieron fue muy buena y el micro llegó a destino en el horario previsto.
Dia 1 - Miércoles 12 de Marzo
Partiendo de Buenos Aires el Martes a las 22:00 llegamos a Villa General Belgrano
a las 09:20 de la mañana del día Miércoles. Los paisajes que se ven en las dos
horas previas a la llegada son muy bellos, así que vale la pena despertarse un
poco antes para disfrutarlos.
Averiguamos en el Centro de Informes Turísticos ubicado en la avenida principal
acerca de medios de transporte para llegar a Villa Alpina, la opción de un remis
cuesta alrededor de $50 y por otro lado esta el servicio de combi Pájaro Blanco
(no tenemos el teléfono, pero es conocida en la zona) que parte desde Villa
General Belgrano hacia Villa Alpina dos veces por día con un costo de $5 por
pasajero. Alcanzamos a tomar la combi de las 10:00 y dos horas después llegamos
a Villa Alpina, el camino de tierra es bastante empinado y requiere un vehículo
con tracción en las cuatro ruedas y bastante destreza por parte del conductor.
Villa Alpina es un pueblo pequeño con apenas algunas pocas casas y sin
infraestructura para recibir turistas, un restaurante llamado Alta Montaña es el
único lugar que encontramos para almorzar, el local esta bien cuidado y cuenta
con baño. Allí la señora Susana, la dueña del local, nos atendió muy bien y nos
dio un almuerzo delicioso y a buen precio. Tuvo la gentileza de ofrecernos dejar
parte de nuestro equipaje en un depósito, para poder recorrer el camino hacia la
base del cerro con menor esfuerzo. Nos comentó que a mitad del camino que
estábamos por comenzar, estaba el puesto López donde podríamos pasar la noche,
y que en la base del cerro había dos o tres puestos mas donde también ofrecían
hospedaje. Con esto en mente dejamos la carpa, parte de la comida y alivianamos
nuestras mochilas llevando solo lo necesario.
Comenzamos la caminata a las 14:00. El sendero comienza a unos pocos metros del
restaurante, la primer hora de recorrido se hace a través de un bosque de pinos
y la senda esta bien marcada. El terreno tiene una pendiente importante, que
hace que sea una de las partes mas duras de la caminata, por suerte la sombra de
los pinos resultó una buena protección del sol del mediodía. Después de atravesar
el pinar, el paisaje cambia bastante y no habrá mas árboles ni sombra. El sendero
recorre cerros y quebradas, el trayecto es siempre en subida, en algunos tramos
casi no hay pendiente pero en otros se requiere bastante esfuerzo (especialmente
con las mochilas al hombro). En este tramo no encontramos cursos de agua ni
tampoco nos cruzamos con ninguna otra persona.
Luego de 2:40 horas de caminata a buen paso llegamos al refugio López, que esta
en un pequeño valle rodeado de colinas bajas que lo protegen del viento, había
varios tipos de animales sueltos, gallos, gallinas, cerdos, cabras, y algunos
mas de los que no estamos seguros del nombre. El refugio tiene dos cuartos con
camas marineras de tres niveles (cuchetas) y capacidad para unas 15 personas,
tiene dos baños para la gente que está de paso y un baño privado para los dueños
de casa equipado con ducha y agua caliente. El lugar esta cuidado y los dueños
de casa nos atendieron con mucha hospitalidad. El costo de pasar la noche es de
$5 por cabeza y por aproximadamente $4 mas se puede tener una poco sofisticada
(pero rica) cena. No hay teléfonos en esta zona, ni señal de telefonía celular,
los lugareños se comunican con equipos de radiofrecuencia.
Tomamos una deliciosa merienda de mate cocido con leche de cabra, pan casero y
dulce de leche casero preparado con leche de cabra, un manjar. Eran pasadas las
17:00 y no estábamos seguros de llegar a la base del cerro antes de que llegara
la noche, no podíamos correr ese riesgo pues habíamos dejado la carpa en Villa
Alpina para alivianar peso, por lo que para no tentar a la mala suerte elegimos
pasar la noche en el refugio y continuar el viaje a la mañana siguiente.
En ese momento nos dimos cuenta que dejar la carpa en Villa Alpina fue perder una
buena parte de nuestra autonomía. El atardecer fue bellísimo y al caer el sol la
temperatura bajó mucho y muy rápido. El clima era seco y no había mosquitos.
Una ducha caliente nos sentó muy bien. En lugar de cocinar nuestra cena,
preguntamos a los dueños de casa si podían poner dos platos mas en la mesa y
una fuente de guiso de arroz resultó una excelente cena para nuestro primer día
de viaje. Le pedimos a los dueños de casa que nos despierten temprano al día
siguiente. Nos acostamos a dormir temprano, ya que queríamos comenzar el día con
el alba para volver a poner en ritmo nuestro ajustado itinerario. Los resortes
de las camas marineras rechinaban mucho así que terminamos tirando las bolsas de
dormir al suelo, prefiriendo el silencio a la comodidad.
Dia 2 - Jueves 13 de Marzo
A las 06:30 nos golpearon la puerta de la habitación para despertarnos.
Luego de un riquísimo desayuno (la leche de cabra recién ordeñada es deliciosa)
preparamos las mochilas y nos pusimos en marcha nuevamente a las 08:30, un poco
mas tarde de lo planeado. Pagamos $4 por cada comida
Pedimos indicaciones a los dueños de casa y nos dieron un par de pistas
importantes acerca de que camino elegir en algunos puntos donde el sendero se
bifurca. No escribiremos esas indicaciones aquí porque no serian tan precisas
como las que ellos nos dieron, así que si pasan por ahí, no olviden preguntar.
Al salir del refugio nos costo trabajo encontrar el sendero que lleva al cerro,
aparentemente en las inmediaciones del refugio el sendero se pierde y reaparece
unos 200 metros mas allá de la casa, luego de subir una colina y cruzar un
arroyo, este arroyo cercano al refugio es el último curso de agua hasta llegar
a la base del cerro.
El sendero en este tramo esta bastante menos marcado que en la primer parte, se
confunde con caminos de mulas y muchas veces se bifurca. La mayoría de las
veces es fácil darse cuenta por donde ir, pero en otras tuvimos que separarnos
y recorrer por unos minutos cada bifurcación para elegir cual era el camino
correcto. Otra cosa distinta de este tramo es que hay algunos mojones de piedra
y marcas de pintura roja en las piedras, que fueron hechas por otros viajeros.
Una cosa IMPORTANTE es que esas marcas no necesariamente indican el camino
correcto, por seguirlas estuvimos a punto de tomar un camino que nos hubiera
alejado del cerro y hecho perder muchas horas y energías. Por suerte un baqueano
nos dio un grito desde lejos y nos indicó el camino correcto, esta situación
nos hizo lamentar nuevamente haber dejado la carpa en Villa Alpina ya que
potencialmente pudimos terminar pasando la noche en el medio de las sierras.
El camino va siempre en subida, con poca pendiente. No hay sombra ni vegetación
a excepción de algún arbusto, la mayoría del trayecto es sobre piedra. A esa
altura y con el clima seco, el sol resulta bastante fuerte.
A las 12:00, luego de 02:30 horas de caminar llegamos a las cercanías de la base
del cerro Champaqui. El sendero pasa por la entrada del refugio Escalante. A lo
lejos se puede ver otro refugio, que está en la base misma del cerro Champaqui,
fuimos hacia allí. Cruzamos un río poco profundo de aguas transparentes y muy
frías (se cruza sobre un cordón de piedras) y llegamos al parador Gonzáles.
Charlamos con la dueña del lugar, nos dijo que las instalaciones tenían baños
pero no agua caliente, porque se había acabado la carga de gas. La apariencia
del lugar no nos convenció demasiado y volvimos sobre nuestros pasos para charlar
con el cuidador del refugio Escalante, lugar donde decidimos quedarnos.
El refugio Escalante tiene un comedor amplio, tres habitaciones con camas
marineras y una capacidad para 50 personas o tal vez mas. Los baños estaban
clausurados y solo había un inodoro para usar, hay duchas con agua caliente y la
habitación donde están las duchas no tiene calefacción. El lugar esta bien
cuidado y limpio. El refugio tiene además un sector para poner carpas, aunque
no había nadie acampando. El costo por pasar la noche era de $5 por cabeza y por
unos pesos mas se puede disfrutar de un plato de la comida que preparen los
dueños de casa. Al igual que en el refugio Lopez, aquí el único medio de
comunicación es un equipo de radiofrecuencia y para nuestra sorpresa no tiene
alcance suficiente para llegar a Villa Alpina.
Descansamos unos momentos y pedimos que nos prepararan algo de almorzar. Nos
ofrecieron una fuente de fideos con tuco espectacular de la que no quedo ni un
fideo. Hablamos con el cuidador del lugar y nos dijo que el cerro se puede subir
en unas tres horas, le preguntamos si era demasiado tarde para comenzar el
ascenso y si bien no nos contestó "NO", no se mostró muy convencido al respecto.
Con las energías renovadas luego del almuerzo, discutimos acerca de ascender al
cerro ese mismo día. El día estaba despejado y eran cerca de las 14:00 por lo
que alcanzaba el tiempo para subir y bajar. Sin embargo, el poco convencimiento
del lugareño nos hizo reconsiderar la situación y optamos por posponer la
actividad para la mañana del día siguiente.
Unos momentos después, apareció una muy pequeña nube por detrás del cerro, que
se acerco a la cima. Media hora después un banco de niebla (en realidad son nubes
bajas) cubrió la cima completamente, haciéndola desaparecer. Un rato mas tarde,
las nubes bajaron de la cima hasta el refugio y el cerro entero desapareció tras
una cortina de niebla. Esto nos asombró mucho, nos hizo valorar la decisión de
quedarnos en el refugio y lo importante de saber escuchar a la gente del lugar.
Pasadas las 15:30 la niebla había llegado hasta el refugio, no era espesa y
podía verse hasta unos 300 metros de distancia, mas lejos no podía distinguirse
nada. Totalmente aburridos conseguimos un termo con agua caliente y nos fuimos a
merendar a una colina muy cercana al refugio, avisamos al cuidador de nuestra
salida y este nos sugirió que no nos alejáramos mucho ya que la niebla podía
ponerse mas densa.
Fuimos a esa colina y nos tomamos unos mates amargos, al rato la niebla se hizo
tan espesa que apenas podía verse unos pocos metros de distancia y aunque era de
día, no pudimos encontrar el camino de vuelta al refugio, hasta una hora después
y consideramos que realmente tuvimos suerte porque no se veía nada.
Aunque parece una cosa menor, la experiencia de perderse en la niebla no es nada
divertida, caminar en terreno irregular sin poder ver es peligroso y un poco
atemorizante, en especial cuando la noche esta cerca y sin suficiente abrigo ni
equipo. Esto nos dio una valiosa lección, aprendida (por suerte) a un costo muy
bajo.
Perturbados por habernos perdido en la niebla, volvimos a merendar en el refugio.
Por la noche, los dueños de casa nos prepararon una buena cena, nos duchamos y
nos fuimos a dormir temprano.
Dia 3 - Viernes 14 de Marzo
Nos despertó la voz de Roberto, el cuidador del refugio Escalante avisándonos
que eran las 06:00 de la mañana. Apenas había luz afuera, la niebla había
desaparecido y el aire estaba muy frío y seco. Desayunamos, preparamos la
mochila de excursión y a las 07:30 Roberto nos acompañó hasta cruzar el río
donde comienza el ascenso al cerro, se aseguró que encontráramos la senda y
comenzamos nuestro ascenso.
El sendero es bastante fácil de seguir, no hay vegetación que impida la visión
y hay un par de cursos de agua potable en el camino. A veces el sendero se
bifurca, pero en general ambos caminos terminan llevando al mismo lugar, al ser
la subida bastante pronunciada suele ser fácil ver hacia donde lleva cada sendero.
Cada tanto hay mojones, pero como comentamos antes fueron colocados como marcas
para poder volver y no garantizan que sean un buen camino.
A medida que aumenta la altura el camino bordea la ladera del Champaqui permitiendo
ver la ciudad de Córdoba a lo lejos. El tamaño de las rocas también aumenta junto
con la altura y hacia el final del recorrido son lo suficientemente grandes como
para que sea necesario trepar con las manos para poder subir, en algunos casos
apenas si alcanzábamos con nuestras manos la parte superior de la roca para poder
trepar. El viento también se hace mas fuerte con la altura. Una vez cerca de la
cima hay que tener cuidado, los vientos huracanados son lo bastante fuertes como
para hacerle perder el equilibrio a alguien si no está bien afirmado, por
precaución caminamos agachados el último tramo de la subida. El viento también
dificulta la visión por lo que es buena idea llevar lentes de sol.
Tardamos 03:00 horas en llegar a la cima , que es una cuenca rodeada por elevaciones
rocosas y en su centro hay un lago de agua de unos 30 metros de diámetro. La vista
desde la cima es hermosa, se puede ver el embalse de Río Tercero y la ciudad con el
mismo nombre, además la ciudad de Córdoba y varios núcleos urbanos mas que no
estábamos seguros de poder identificar. Algunas nubes pasaban por entre nosotros y
mirando al horizonte podía verse un piso nubes que estaba bastante por debajo
nuestro y tapizaba el firmamento.
En la cima descansa un busto del General San Martín y muchas placas recordatorias
de distintos grupos de personas que escalaron el cerro. También hay algunas antenas
e instrumentos de medición (tal vez meteorológicos), tomamos algunas fotos pero
creemos que es imposible cautivar la belleza de esa vista.
Durante el ascenso no encontramos a ninguna persona, pero para nuestra sorpresa
encontramos a dos muchachos que habían pasado la noche en la cima del cerro en
carpa. Nos contaron que Champaqui significa "Cabeza de agua" debido al lago que
esta en la cima, charlamos un rato y nos despedimos de ese lugar tan lindo.
Comenzamos el descenso luego de estar tres cuartos de hora en la cima, nos
hubiera gustado quedarnos mas pero debíamos volver al refugio antes de las 13:30
para poder seguir con nuestro itinerario. Durante la bajada tuvimos la sensación
de volver por senderos distintos por donde subimos, y efectivamente fue así. No
llegamos a estar perdidos porque debido a la pendiente del cerro una buena parte
del descenso se tiene el refugio Escalante a la vista (se ve chiquito, pero se ve),
elegir un sendero equivocado no es demasiado grave mientras uno se asegure que
lleva hacia la base del cerro. Mientras bajábamos nos cruzamos con un par de
personas que estaban parando en el refugio con nosotros e iban en ascenso, ellos
habían comenzado mucho mas tarde que nosotros su recorrido. Una vez abajo,
quedamos a medio kilómetro de distancia del punto de partida.
Llegamos al refugio a las 13:15, bastante cansados y con hambre. Teníamos que
partir de vuelta hacia Villa Alpina, así que pedimos algo rápido para comer
(nos dieron una lata de carne cocida, que para tener *polvo* por fuera resultó
bastante buena).
Habíamos contratado los servicios de un baqueano (José) y sus mulas para poder
llegar a Villa Alpina a horario, las mochilas fueron sujetadas al lomo de una
mula. La niebla volvió a aparecer rápidamente y sin aviso, nos preguntamos si
eso entorpecería la vuelta, pero José nos dijo que no había problema. También
nos preguntamos que sucedería con las personas que vimos subir hacia la cima
mientras nosotros bajábamos, sin duda la niebla les habrá hecho pasar un mal rato.
A las 14:30 comenzamos el regreso y rebenque de por medio llegamos a Villa Alpina
tres horas después. Para nuestra sorpresa el baqueano anduvo a pie y llego a destino
sin mostrar signos de cansancio. En el trayecto de vuelta, entre la niebla y guiados
por José, volvimos por senderos que cortaban camino por entre las sierras.
El viaje en mula resulto extenuante, especialmente porque los estribos eran muy
cortos y había que hacer mucha fuerza con las piernas para sujetarse. además la
montura era muy poco acolchada y hacia el final del recorrido cada vez que hacíamos
trotar a las pobres mulas nuestras espaldas y rodillas sufrían de dolor.
Una vez en Villa Alpina, fuimos al restaurante de Susana a recuperar nuestras
pertenencias, tomar una merienda, lavarnos la cara y armar las mochilas para el
siguiente tramo del viaje. A las 17:50 llego la combi de Pájaro Blanco y deshicimos
el camino hacia Villa General Belgrano. Ahí hicimos combinación con un servicio de
combi que partía hacia Córdoba de la compañía LEP (El teléfono que tenemos es de la
terminal de Córdoba, pero tal vez ahí se puedan hacer reservas para los servicios
de Villa General Belgrano: (0351)460-5115) y una vez en la terminal de micros de
la ciudad de Córdoba buscamos entre las boleterías otro servicio de combi
(Phono Bus) que nos llevaría hacia Villa Carlos Paz.
La combi de Phono Bus nos llevó de paseo (un paseo que hubiéramos preferido no
tener) por las calles de la ciudad de Córdoba. Aparentemente el chofer de la combi
recibía por radio distintos destinos que tenia que recorrer para recoger pasajeros
hasta llenar la combi, una vez llena se acercó a la ruta y una hora después nos
dejó en la terminal de ómnibus de Villa Carlos Paz cerca de la medianoche. Muy
cansados por la larga jornada buscamos un hotel cercano a la terminal. Nos
alojamos en el hotel Córdoba y luego de una cena en la terminal de micros (a esa
hora no había ningún comercio abierto) tomamos nuestro merecido descanso.
Dia 4 - Sábado 15 de Marzo
Arrancamos el día temprano buscando medios de transporte económicos para llegar
al macizo Los Gigantes, había un único micro de la compañía TAC que no llegamos
a abordar y la otra opción era un remis.
Devolvimos la habitación y pedimos que nos guarden las mochilas mientras salimos
a recorrer la ciudad, visitamos el famoso reloj cu-cu, compramos algunas cosas
para llevar a nuestra gente y luego del mediodía tomamos un remis hacia Los
Gigantes, fue importante avisar a la agencia de remis cual era nuestro destino y
negociar de antemano una tarifa para el viaje de ida y el de vuelta (acordamos
de antemano el horario en que debían irnos a buscar para nuestro regreso).
El día estaba ligeramente nublado, en el trayecto hacia Los Gigantes se cerró
el cielo, bajó la neblina y comenzó una lluvia suave. Esto nos desanimó un poco.
Paramos en un restaurante que estaba en el camino para verificar que estuviéramos
en la dirección correcta y llevamos a dos muchachos que hacían dedo y llevaban
nuestro mismo destino. El camino termina en La Rotonda donde está el refugio de
Sebastián Pedernera, en la base del macizo.
La niebla y la lluvia no nos permitía hacer ninguna actividad al aire libre, así
que tomamos unos mates y conocimos al a familia de Sebastián, buena gente.
El refugio Pedernera tiene una habitación con camas marineras con capacidad para
unas 20 personas, un comedor y dos baños con inodoro, no hay duchas. Los colchones
estaban en buen estado. Pasar la noche cuesta $5 y por unos pesos mas se puede
disfrutar de una rica comida. Los dueños de casa son descendientes de los
propietarios de la zona y cobran $1 como derecho de entrada al macizo. En esta
zona hay señal de teléfono celular, pero no hay teléfono público. Para contactarse
con el refugio se puede llamar al (03541)15615850 o (03541)-498370 o (03541)-498230
o escribirle a
losgigantestanti@hotmail.com.
Cerca de las 18:00 sopló viento fuerte y la niebla y las nubes desaparecieron,
dejando al descubierto el sol que se estaba poniendo e iluminando el imponente
macizo Los Gigantes, que estaba a unos 400 metros del refugio pero no lo habíamos
visto por la niebla. Pedimos consejo a Sebastián y nos indicó un punto hacia donde
ir y disfrutar de una vista sin alejarnos demasiado del refugio. El camino es
sencillo y el sendero es muy ancho y sumamente claro, llegamos a destino en media
hora y nos quedamos ahí a disfrutar de la vista. De vez en cuando una nube pasaba
por delante nuestro y se interponía entre el refugio y nosotros. Encontramos
algunos cuices y vimos algunas aves a lo lejos.
Al volver al refugio había llegado un contingente de unas 15 personas que iban a
pasar la noche, en promedio tendrían unos 45 años de edad, había un par de niños
entre ellos. A la noche la esposa de Sebastián preparó unos tallarines. Luego de
la cena y de que el grupo de personas aflojara con la guitarreada (que se prolongó
hasta la 01:00), nos fuimos a dormir.
Dia 5 - Domingo 16 de Marzo
Pasadas las 08:00 nos despertamos, el día estaba frío y aunque no había niebla,
había unas nubes bajas de las que habíamos aprendido a desconfiar. Luego de un
buen desayuno consultamos con Sebastián que actividades podíamos hacer en el macizo,
nos sugirió que nos uniéramos al grupo de gente que había contratado sus servicios
como guía, porque al estar la niebla cercana era fácil perderse entre los cerros si
no se conocía bien el camino.
No estamos acostumbrados a tener que seguir el paso de un grupo y la idea no nos
gustaba demasiado, aun así aceptamos la sugerencia de Sebastián y cerca de las
09:00 comenzamos la caminata, nuestro destino principal era ascender el cerro La
Cruz. La niebla había aumentado y la visibilidad era bastante poca, nuestro guía
no tardó en demostrar que conocía Los Gigantes como ir de la cama al living.
En nuestro recorrido pasamos por la Quebrada de los Gauchos, luego hacia la roca
El Pollito que es una gran piedra que mirada a través de la niebla parece la
silueta de un pollito. Mas adelante llegamos a La Cueva del Hornito, que es una
cueva formada por enormes rocas desbarrancadas desde terrenos mas altos y una de
ellas tiene forma de horno de barro. Por debajo de las piedras corre un hilo de
agua que humedece la tierra y forma una pequeña olla de agua cristalina por dentro
de la cueva, muy pintoresco.
Seguimos nuestro camino hacia una falla en el macizo, llamada La Salamanca. Son
dos paredes muy altas y estrechas de las que caen unas gotas de agua, que al
juntarse en el suelo arenoso forman un hilo de agua; la grieta no tiene techo por
lo que se podía ver una delgada porción de cielo que iluminaba la falla con una
luz tenue, haciendo brillar los hilos de agua que se deslizan por las paredes,
bellísimo.
A pocos metros de allí se encuentra otra falla llamada La Cueva de los Pájaros,
muy distinta de la anterior, mucho mas amplia y cubierta de musgo, el techo esta
cerrado y la luz provenía de la gran entrada a la cueva que alcanzaba para
iluminar perfectamente todo el ambiente. Allí también hay agua que gotea por las
paredes, drenando en una olla de agua cristalina, el aire ahí dentro era bastante
húmedo.
Luego de visitar estos lugares hermosos, Sebastián nos guió hacia el final de
nuestro trayecto: el cerro La Cruz se imponía en el medio del camino, muy delgado
y bastante alto, la niebla no nos permitía ver la cima pero se alcanzaban a ver
algunas personas (apenas unos puntitos de color sobre la roca) que estaban
practicando escalada.
En la base del cerro había algunas personas con carpa, aunque allí no hay una
zona de acampe. Renovamos energía con algunas pasas, chocolates, granola y
descansamos unos minutos antes de comenzar el ascenso.
Cerca del mediodía comenzamos la subida, Sebastián encabezaba la fila de personas
e indicaba por donde debían pisar y donde no de modo de no correr riesgos
innecesarios. En algunos sectores las indicaciones eran mas que sugerencias, ya
que haber intentado subir de otra manera hubiera sido sumamente difícil y
peligroso por lo resbaladizo de las rocas húmedas y los grandes desniveles entre
las rocas. El paso fue un poco lento debido al grupo que nos acompañaba. Aunque
el cerro es alto, el camino es muy empinado y el ascenso desde la base se puede
realizar en menos de 40 minutos.
La cima (2260 m) era bastante pequeña y con una cruz de metal clavada en el punto
mas alto del cerro. Desde allí se podía ver gran parte del macizo y en la dirección
contraria la ciudad de Córdoba, Villa Carlos Paz, un embalse del que no estamos
seguros su nombre y un panorama fabuloso. Afortunadamente la niebla se desvaneció
cuando llegamos a la cima y luego de las fotos de rigor, el cielo volvió a
cerrarse frente a nuestros ojos como una cortina, con niebla.
El descenso requiere los mismos cuidados que en el ascenso y se realiza en la
mitad de tiempo que la subida. Charlamos con Sebastián las chances de subir al
cerro Mogote (2400m), que es el mas alto del macizo. Nos dijo que no creía que
el grupo que nos acompañaba estuviera con ganas de esa actividad puesto que
requería un poco mas de esfuerzo físico, además nos dijo que desde allí la vista
era bastante mas pobre que la que tuvimos en el cerro La Cruz debido a que esta
ubicado mas hacia el centro del macizo.
Durante los recorridos pudimos apreciar que hay bastante mas vegetación y cursos
de agua que en otros cerros. La caminata hacia el cerro La Cruz no es muy empinada,
pero el recorrido que hicimos con Sebastián amerita la compañía de un guía para
poder olvidarse de la preocupación de como deshacer el camino, además de que sin
su ayuda no hubiéramos podido encontrar las cuevas que nos mostró y forman parte
fundamental de la belleza del lugar. Toda la excursión duro aproximadamente 04:00
horas.
Nos frustramos un poco por no poder subir al cerro Mogote. Teniendo en cuenta
que el camino que hicimos con Sebastián estaba muy lejos de ser una senda fácil
de seguir y mucho menos con niebla, volvimos con el grupo hacia el refugio. Allí
nos esperaba la esposa de Sebastián con unas milanesas de una ternera recién
carneada que formaba parte de ascienda de los Pedernera. Fueron un manjar, creo
que no habíamos probado una carne tan sabrosa.
Mas tarde armamos nuestras mochilas, conseguimos unos alfajores caseros, un
termo con agua caliente y esperamos a que el remis nos viniera a buscar para
llevarnos de vuelta hacia Villa Carlos Paz. Allí tomamos una combi de la compañía
LEP para llegar a la ciudad de Córdoba, donde hicimos un poco de tiempo hasta que
llegara la hora de tomar el micro de Sierras Cordobesas que nos llevaría de vuelta
a Buenos Aires.
Cosas que quedaron en el tintero
Sobre la visita al cerro Champaqui averiguamos que había otra forma de subirlo,
por la ladera que da a la provincia de San Luis y que ese camino presenta un
desafío un poco mas dificultoso que el realizado por nosotros. De haberlo sabido
antes, hubiéramos planeado el viaje de otra manera: Subiendo por esa ladera,
pasando la noche en la cima y bajando al día siguiente por el camino que nosotros
usamos para subir, para luego caminar entre las sierras y terminar el recorrido en
Villa Alpina.
Donde nos quedaron muchas actividades por realizar fue en el macizo Los Gigantes,
allí hay numerosas rutas de trekking que se adentran hacia distintos puntos del
macizo y varios cerros que en los que se puede llegar a la cima. Dada la topología
del terreno y la frecuente niebla, creemos que es bueno hacer algunos recorridos
con guía antes de animarse a adentrarse por propia cuenta.
Algunas opiniones
Los precios en los refugios nos parecieron adecuados, tanto para pasar la noche
como por la comida. Esa gente no pretende llenarse de dinero con los visitantes
y son muy hospitalarios con el viajero.
Por otro lado nos gustó mucho la actitud de Sebastián en Los Gigantes que entre
sus preocupaciones están las de mantener la limpieza del macizo (basura tirada
por turistas cretinos) y preservar las rutas de caminata (eliminando mojones y
manchas de pintura que indican caminos que en realidad no existen).
Sobre la zona, aparentemente en esa época del año la niebla es frecuente por lo
que hay que ser muy cuidadoso con los destinos elegidos, los recaudos tomados y
los tiempos del itinerario. Según nos contaron, la niebla puede durar varios
días seguidos y estropear los planes de un itinerario ajustado (como lo era el
nuestro).
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