Midnight Soret - Expediciones

Expedicion al cerro Champaqui y al macizo Los gigantes

  Midnight Soret - Champaqui 03 2003
 

Preparativos

Seleccionar este destino no fue nada difícil, bastó con que alguien pregunte: Cuál es el cerro mas alto de Córdoba? y una breve investigación al respecto nos reveló la respuesta: el cerro Champaqui. La elección del segundo destino provino de la sugerencia de un guía a quien consultamos sobre nuestros planes y nos contó sobre la vista imponente que se presentaba el macizo Los Gigantes a sus visitantes.

Los dos destinos estaban un poco alejados entre si, por lo que dedicamos bastante tiempo a la búsqueda de información sobre distancias, tiempos de viaje, duración de las actividades y con eso armamos un plan de viaje bastante detallado que nos permitiría cumplir nuestros objetivos. Para esto fue muy importante asesorarnos con un guía turístico de la zona (vía chat) y con agencias de viajes locales, antes de partir.

El cerro Champaqui se encuentra cercano a Villa Alpina, un pequeño pueblo que se encuentra a una hora de viaje de Villa General Belgrano en la provincia de Córdoba. Por otro lado, el macizo Los Gigantes se encuentra cercano a la localidad de Tanti a una hora de la ciudad de Villa Carlos Paz.

Desde Buenos Aires hay varias compañías de ómnibus que llegan hasta Villa General Belgrano, por los horarios, costos de pasajes y comodidades que ofrecía el ómnibus optamos por la compañía Sierras Cordobesas para nuestro primer tramo. El costo del pasaje fue $??? por cabeza y el ómnibus resultó sumamente cómodo, la cena que sirvieron fue muy buena y el micro llegó a destino en el horario previsto.

Dia 1 - Miércoles 12 de Marzo

Partiendo de Buenos Aires el Martes a las 22:00 llegamos a Villa General Belgrano a las 09:20 de la mañana del día Miércoles. Los paisajes que se ven en las dos horas previas a la llegada son muy bellos, así que vale la pena despertarse un poco antes para disfrutarlos.

Averiguamos en el Centro de Informes Turísticos ubicado en la avenida principal acerca de medios de transporte para llegar a Villa Alpina, la opción de un remis cuesta alrededor de $50 y por otro lado esta el servicio de combi Pájaro Blanco (no tenemos el teléfono, pero es conocida en la zona) que parte desde Villa General Belgrano hacia Villa Alpina dos veces por día con un costo de $5 por pasajero. Alcanzamos a tomar la combi de las 10:00 y dos horas después llegamos a Villa Alpina, el camino de tierra es bastante empinado y requiere un vehículo con tracción en las cuatro ruedas y bastante destreza por parte del conductor.

Villa Alpina es un pueblo pequeño con apenas algunas pocas casas y sin infraestructura para recibir turistas, un restaurante llamado Alta Montaña es el único lugar que encontramos para almorzar, el local esta bien cuidado y cuenta con baño. Allí la señora Susana, la dueña del local, nos atendió muy bien y nos dio un almuerzo delicioso y a buen precio. Tuvo la gentileza de ofrecernos dejar parte de nuestro equipaje en un depósito, para poder recorrer el camino hacia la base del cerro con menor esfuerzo. Nos comentó que a mitad del camino que estábamos por comenzar, estaba el puesto López donde podríamos pasar la noche, y que en la base del cerro había dos o tres puestos mas donde también ofrecían hospedaje. Con esto en mente dejamos la carpa, parte de la comida y alivianamos nuestras mochilas llevando solo lo necesario.

Comenzamos la caminata a las 14:00. El sendero comienza a unos pocos metros del restaurante, la primer hora de recorrido se hace a través de un bosque de pinos y la senda esta bien marcada. El terreno tiene una pendiente importante, que hace que sea una de las partes mas duras de la caminata, por suerte la sombra de los pinos resultó una buena protección del sol del mediodía. Después de atravesar el pinar, el paisaje cambia bastante y no habrá mas árboles ni sombra. El sendero recorre cerros y quebradas, el trayecto es siempre en subida, en algunos tramos casi no hay pendiente pero en otros se requiere bastante esfuerzo (especialmente con las mochilas al hombro). En este tramo no encontramos cursos de agua ni tampoco nos cruzamos con ninguna otra persona.

Luego de 2:40 horas de caminata a buen paso llegamos al refugio López, que esta en un pequeño valle rodeado de colinas bajas que lo protegen del viento, había varios tipos de animales sueltos, gallos, gallinas, cerdos, cabras, y algunos mas de los que no estamos seguros del nombre. El refugio tiene dos cuartos con camas marineras de tres niveles (cuchetas) y capacidad para unas 15 personas, tiene dos baños para la gente que está de paso y un baño privado para los dueños de casa equipado con ducha y agua caliente. El lugar esta cuidado y los dueños de casa nos atendieron con mucha hospitalidad. El costo de pasar la noche es de $5 por cabeza y por aproximadamente $4 mas se puede tener una poco sofisticada (pero rica) cena. No hay teléfonos en esta zona, ni señal de telefonía celular, los lugareños se comunican con equipos de radiofrecuencia.

Tomamos una deliciosa merienda de mate cocido con leche de cabra, pan casero y dulce de leche casero preparado con leche de cabra, un manjar. Eran pasadas las 17:00 y no estábamos seguros de llegar a la base del cerro antes de que llegara la noche, no podíamos correr ese riesgo pues habíamos dejado la carpa en Villa Alpina para alivianar peso, por lo que para no tentar a la mala suerte elegimos pasar la noche en el refugio y continuar el viaje a la mañana siguiente.
En ese momento nos dimos cuenta que dejar la carpa en Villa Alpina fue perder una buena parte de nuestra autonomía. El atardecer fue bellísimo y al caer el sol la temperatura bajó mucho y muy rápido. El clima era seco y no había mosquitos.

Una ducha caliente nos sentó muy bien. En lugar de cocinar nuestra cena, preguntamos a los dueños de casa si podían poner dos platos mas en la mesa y una fuente de guiso de arroz resultó una excelente cena para nuestro primer día de viaje. Le pedimos a los dueños de casa que nos despierten temprano al día siguiente. Nos acostamos a dormir temprano, ya que queríamos comenzar el día con el alba para volver a poner en ritmo nuestro ajustado itinerario. Los resortes de las camas marineras rechinaban mucho así que terminamos tirando las bolsas de dormir al suelo, prefiriendo el silencio a la comodidad.

Dia 2 - Jueves 13 de Marzo

A las 06:30 nos golpearon la puerta de la habitación para despertarnos. Luego de un riquísimo desayuno (la leche de cabra recién ordeñada es deliciosa) preparamos las mochilas y nos pusimos en marcha nuevamente a las 08:30, un poco mas tarde de lo planeado. Pagamos $4 por cada comida
Pedimos indicaciones a los dueños de casa y nos dieron un par de pistas importantes acerca de que camino elegir en algunos puntos donde el sendero se bifurca. No escribiremos esas indicaciones aquí porque no serian tan precisas como las que ellos nos dieron, así que si pasan por ahí, no olviden preguntar.
Al salir del refugio nos costo trabajo encontrar el sendero que lleva al cerro, aparentemente en las inmediaciones del refugio el sendero se pierde y reaparece unos 200 metros mas allá de la casa, luego de subir una colina y cruzar un arroyo, este arroyo cercano al refugio es el último curso de agua hasta llegar a la base del cerro.

El sendero en este tramo esta bastante menos marcado que en la primer parte, se confunde con caminos de mulas y muchas veces se bifurca. La mayoría de las veces es fácil darse cuenta por donde ir, pero en otras tuvimos que separarnos y recorrer por unos minutos cada bifurcación para elegir cual era el camino correcto. Otra cosa distinta de este tramo es que hay algunos mojones de piedra y marcas de pintura roja en las piedras, que fueron hechas por otros viajeros. Una cosa IMPORTANTE es que esas marcas no necesariamente indican el camino correcto, por seguirlas estuvimos a punto de tomar un camino que nos hubiera alejado del cerro y hecho perder muchas horas y energías. Por suerte un baqueano nos dio un grito desde lejos y nos indicó el camino correcto, esta situación nos hizo lamentar nuevamente haber dejado la carpa en Villa Alpina ya que potencialmente pudimos terminar pasando la noche en el medio de las sierras.
El camino va siempre en subida, con poca pendiente. No hay sombra ni vegetación a excepción de algún arbusto, la mayoría del trayecto es sobre piedra. A esa altura y con el clima seco, el sol resulta bastante fuerte.

A las 12:00, luego de 02:30 horas de caminar llegamos a las cercanías de la base del cerro Champaqui. El sendero pasa por la entrada del refugio Escalante. A lo lejos se puede ver otro refugio, que está en la base misma del cerro Champaqui, fuimos hacia allí. Cruzamos un río poco profundo de aguas transparentes y muy frías (se cruza sobre un cordón de piedras) y llegamos al parador Gonzáles.
Charlamos con la dueña del lugar, nos dijo que las instalaciones tenían baños pero no agua caliente, porque se había acabado la carga de gas. La apariencia del lugar no nos convenció demasiado y volvimos sobre nuestros pasos para charlar con el cuidador del refugio Escalante, lugar donde decidimos quedarnos.

El refugio Escalante tiene un comedor amplio, tres habitaciones con camas marineras y una capacidad para 50 personas o tal vez mas. Los baños estaban clausurados y solo había un inodoro para usar, hay duchas con agua caliente y la habitación donde están las duchas no tiene calefacción. El lugar esta bien cuidado y limpio. El refugio tiene además un sector para poner carpas, aunque no había nadie acampando. El costo por pasar la noche era de $5 por cabeza y por unos pesos mas se puede disfrutar de un plato de la comida que preparen los dueños de casa. Al igual que en el refugio Lopez, aquí el único medio de comunicación es un equipo de radiofrecuencia y para nuestra sorpresa no tiene alcance suficiente para llegar a Villa Alpina.

Descansamos unos momentos y pedimos que nos prepararan algo de almorzar. Nos ofrecieron una fuente de fideos con tuco espectacular de la que no quedo ni un fideo. Hablamos con el cuidador del lugar y nos dijo que el cerro se puede subir en unas tres horas, le preguntamos si era demasiado tarde para comenzar el ascenso y si bien no nos contestó "NO", no se mostró muy convencido al respecto.
Con las energías renovadas luego del almuerzo, discutimos acerca de ascender al cerro ese mismo día. El día estaba despejado y eran cerca de las 14:00 por lo que alcanzaba el tiempo para subir y bajar. Sin embargo, el poco convencimiento del lugareño nos hizo reconsiderar la situación y optamos por posponer la actividad para la mañana del día siguiente.

Unos momentos después, apareció una muy pequeña nube por detrás del cerro, que se acerco a la cima. Media hora después un banco de niebla (en realidad son nubes bajas) cubrió la cima completamente, haciéndola desaparecer. Un rato mas tarde, las nubes bajaron de la cima hasta el refugio y el cerro entero desapareció tras una cortina de niebla. Esto nos asombró mucho, nos hizo valorar la decisión de quedarnos en el refugio y lo importante de saber escuchar a la gente del lugar.

Pasadas las 15:30 la niebla había llegado hasta el refugio, no era espesa y podía verse hasta unos 300 metros de distancia, mas lejos no podía distinguirse nada. Totalmente aburridos conseguimos un termo con agua caliente y nos fuimos a merendar a una colina muy cercana al refugio, avisamos al cuidador de nuestra salida y este nos sugirió que no nos alejáramos mucho ya que la niebla podía ponerse mas densa.
Fuimos a esa colina y nos tomamos unos mates amargos, al rato la niebla se hizo tan espesa que apenas podía verse unos pocos metros de distancia y aunque era de día, no pudimos encontrar el camino de vuelta al refugio, hasta una hora después y consideramos que realmente tuvimos suerte porque no se veía nada.
Aunque parece una cosa menor, la experiencia de perderse en la niebla no es nada divertida, caminar en terreno irregular sin poder ver es peligroso y un poco atemorizante, en especial cuando la noche esta cerca y sin suficiente abrigo ni equipo. Esto nos dio una valiosa lección, aprendida (por suerte) a un costo muy bajo.
Perturbados por habernos perdido en la niebla, volvimos a merendar en el refugio. Por la noche, los dueños de casa nos prepararon una buena cena, nos duchamos y nos fuimos a dormir temprano.

Dia 3 - Viernes 14 de Marzo

Nos despertó la voz de Roberto, el cuidador del refugio Escalante avisándonos que eran las 06:00 de la mañana. Apenas había luz afuera, la niebla había desaparecido y el aire estaba muy frío y seco. Desayunamos, preparamos la mochila de excursión y a las 07:30 Roberto nos acompañó hasta cruzar el río donde comienza el ascenso al cerro, se aseguró que encontráramos la senda y comenzamos nuestro ascenso.

El sendero es bastante fácil de seguir, no hay vegetación que impida la visión y hay un par de cursos de agua potable en el camino. A veces el sendero se bifurca, pero en general ambos caminos terminan llevando al mismo lugar, al ser la subida bastante pronunciada suele ser fácil ver hacia donde lleva cada sendero. Cada tanto hay mojones, pero como comentamos antes fueron colocados como marcas para poder volver y no garantizan que sean un buen camino.

A medida que aumenta la altura el camino bordea la ladera del Champaqui permitiendo ver la ciudad de Córdoba a lo lejos. El tamaño de las rocas también aumenta junto con la altura y hacia el final del recorrido son lo suficientemente grandes como para que sea necesario trepar con las manos para poder subir, en algunos casos apenas si alcanzábamos con nuestras manos la parte superior de la roca para poder trepar. El viento también se hace mas fuerte con la altura. Una vez cerca de la cima hay que tener cuidado, los vientos huracanados son lo bastante fuertes como para hacerle perder el equilibrio a alguien si no está bien afirmado, por precaución caminamos agachados el último tramo de la subida. El viento también dificulta la visión por lo que es buena idea llevar lentes de sol.

Tardamos 03:00 horas en llegar a la cima , que es una cuenca rodeada por elevaciones rocosas y en su centro hay un lago de agua de unos 30 metros de diámetro. La vista desde la cima es hermosa, se puede ver el embalse de Río Tercero y la ciudad con el mismo nombre, además la ciudad de Córdoba y varios núcleos urbanos mas que no estábamos seguros de poder identificar. Algunas nubes pasaban por entre nosotros y mirando al horizonte podía verse un piso nubes que estaba bastante por debajo nuestro y tapizaba el firmamento.

En la cima descansa un busto del General San Martín y muchas placas recordatorias de distintos grupos de personas que escalaron el cerro. También hay algunas antenas e instrumentos de medición (tal vez meteorológicos), tomamos algunas fotos pero creemos que es imposible cautivar la belleza de esa vista.
Durante el ascenso no encontramos a ninguna persona, pero para nuestra sorpresa encontramos a dos muchachos que habían pasado la noche en la cima del cerro en carpa. Nos contaron que Champaqui significa "Cabeza de agua" debido al lago que esta en la cima, charlamos un rato y nos despedimos de ese lugar tan lindo.

Comenzamos el descenso luego de estar tres cuartos de hora en la cima, nos hubiera gustado quedarnos mas pero debíamos volver al refugio antes de las 13:30 para poder seguir con nuestro itinerario. Durante la bajada tuvimos la sensación de volver por senderos distintos por donde subimos, y efectivamente fue así. No llegamos a estar perdidos porque debido a la pendiente del cerro una buena parte del descenso se tiene el refugio Escalante a la vista (se ve chiquito, pero se ve), elegir un sendero equivocado no es demasiado grave mientras uno se asegure que lleva hacia la base del cerro. Mientras bajábamos nos cruzamos con un par de personas que estaban parando en el refugio con nosotros e iban en ascenso, ellos habían comenzado mucho mas tarde que nosotros su recorrido. Una vez abajo, quedamos a medio kilómetro de distancia del punto de partida.

Llegamos al refugio a las 13:15, bastante cansados y con hambre. Teníamos que partir de vuelta hacia Villa Alpina, así que pedimos algo rápido para comer (nos dieron una lata de carne cocida, que para tener *polvo* por fuera resultó bastante buena).

Habíamos contratado los servicios de un baqueano (José) y sus mulas para poder llegar a Villa Alpina a horario, las mochilas fueron sujetadas al lomo de una mula. La niebla volvió a aparecer rápidamente y sin aviso, nos preguntamos si eso entorpecería la vuelta, pero José nos dijo que no había problema. También nos preguntamos que sucedería con las personas que vimos subir hacia la cima mientras nosotros bajábamos, sin duda la niebla les habrá hecho pasar un mal rato.

A las 14:30 comenzamos el regreso y rebenque de por medio llegamos a Villa Alpina tres horas después. Para nuestra sorpresa el baqueano anduvo a pie y llego a destino sin mostrar signos de cansancio. En el trayecto de vuelta, entre la niebla y guiados por José, volvimos por senderos que cortaban camino por entre las sierras.
El viaje en mula resulto extenuante, especialmente porque los estribos eran muy cortos y había que hacer mucha fuerza con las piernas para sujetarse. además la montura era muy poco acolchada y hacia el final del recorrido cada vez que hacíamos trotar a las pobres mulas nuestras espaldas y rodillas sufrían de dolor.

Una vez en Villa Alpina, fuimos al restaurante de Susana a recuperar nuestras pertenencias, tomar una merienda, lavarnos la cara y armar las mochilas para el siguiente tramo del viaje. A las 17:50 llego la combi de Pájaro Blanco y deshicimos el camino hacia Villa General Belgrano. Ahí hicimos combinación con un servicio de combi que partía hacia Córdoba de la compañía LEP (El teléfono que tenemos es de la terminal de Córdoba, pero tal vez ahí se puedan hacer reservas para los servicios de Villa General Belgrano: (0351)460-5115) y una vez en la terminal de micros de la ciudad de Córdoba buscamos entre las boleterías otro servicio de combi (Phono Bus) que nos llevaría hacia Villa Carlos Paz.

La combi de Phono Bus nos llevó de paseo (un paseo que hubiéramos preferido no tener) por las calles de la ciudad de Córdoba. Aparentemente el chofer de la combi recibía por radio distintos destinos que tenia que recorrer para recoger pasajeros hasta llenar la combi, una vez llena se acercó a la ruta y una hora después nos dejó en la terminal de ómnibus de Villa Carlos Paz cerca de la medianoche. Muy cansados por la larga jornada buscamos un hotel cercano a la terminal. Nos alojamos en el hotel Córdoba y luego de una cena en la terminal de micros (a esa hora no había ningún comercio abierto) tomamos nuestro merecido descanso.

Dia 4 - Sábado 15 de Marzo

Arrancamos el día temprano buscando medios de transporte económicos para llegar al macizo Los Gigantes, había un único micro de la compañía TAC que no llegamos a abordar y la otra opción era un remis.

Devolvimos la habitación y pedimos que nos guarden las mochilas mientras salimos a recorrer la ciudad, visitamos el famoso reloj cu-cu, compramos algunas cosas para llevar a nuestra gente y luego del mediodía tomamos un remis hacia Los Gigantes, fue importante avisar a la agencia de remis cual era nuestro destino y negociar de antemano una tarifa para el viaje de ida y el de vuelta (acordamos de antemano el horario en que debían irnos a buscar para nuestro regreso).

El día estaba ligeramente nublado, en el trayecto hacia Los Gigantes se cerró el cielo, bajó la neblina y comenzó una lluvia suave. Esto nos desanimó un poco. Paramos en un restaurante que estaba en el camino para verificar que estuviéramos en la dirección correcta y llevamos a dos muchachos que hacían dedo y llevaban nuestro mismo destino. El camino termina en La Rotonda donde está el refugio de Sebastián Pedernera, en la base del macizo.
La niebla y la lluvia no nos permitía hacer ninguna actividad al aire libre, así que tomamos unos mates y conocimos al a familia de Sebastián, buena gente.

El refugio Pedernera tiene una habitación con camas marineras con capacidad para unas 20 personas, un comedor y dos baños con inodoro, no hay duchas. Los colchones estaban en buen estado. Pasar la noche cuesta $5 y por unos pesos mas se puede disfrutar de una rica comida. Los dueños de casa son descendientes de los propietarios de la zona y cobran $1 como derecho de entrada al macizo. En esta zona hay señal de teléfono celular, pero no hay teléfono público. Para contactarse con el refugio se puede llamar al (03541)15615850 o (03541)-498370 o (03541)-498230 o escribirle a losgigantestanti@hotmail.com.

Cerca de las 18:00 sopló viento fuerte y la niebla y las nubes desaparecieron, dejando al descubierto el sol que se estaba poniendo e iluminando el imponente macizo Los Gigantes, que estaba a unos 400 metros del refugio pero no lo habíamos visto por la niebla. Pedimos consejo a Sebastián y nos indicó un punto hacia donde ir y disfrutar de una vista sin alejarnos demasiado del refugio. El camino es sencillo y el sendero es muy ancho y sumamente claro, llegamos a destino en media hora y nos quedamos ahí a disfrutar de la vista. De vez en cuando una nube pasaba por delante nuestro y se interponía entre el refugio y nosotros. Encontramos algunos cuices y vimos algunas aves a lo lejos.

Al volver al refugio había llegado un contingente de unas 15 personas que iban a pasar la noche, en promedio tendrían unos 45 años de edad, había un par de niños entre ellos. A la noche la esposa de Sebastián preparó unos tallarines. Luego de la cena y de que el grupo de personas aflojara con la guitarreada (que se prolongó hasta la 01:00), nos fuimos a dormir.

Dia 5 - Domingo 16 de Marzo

Pasadas las 08:00 nos despertamos, el día estaba frío y aunque no había niebla, había unas nubes bajas de las que habíamos aprendido a desconfiar. Luego de un buen desayuno consultamos con Sebastián que actividades podíamos hacer en el macizo, nos sugirió que nos uniéramos al grupo de gente que había contratado sus servicios como guía, porque al estar la niebla cercana era fácil perderse entre los cerros si no se conocía bien el camino.

No estamos acostumbrados a tener que seguir el paso de un grupo y la idea no nos gustaba demasiado, aun así aceptamos la sugerencia de Sebastián y cerca de las 09:00 comenzamos la caminata, nuestro destino principal era ascender el cerro La Cruz. La niebla había aumentado y la visibilidad era bastante poca, nuestro guía no tardó en demostrar que conocía Los Gigantes como ir de la cama al living.

En nuestro recorrido pasamos por la Quebrada de los Gauchos, luego hacia la roca El Pollito que es una gran piedra que mirada a través de la niebla parece la silueta de un pollito. Mas adelante llegamos a La Cueva del Hornito, que es una cueva formada por enormes rocas desbarrancadas desde terrenos mas altos y una de ellas tiene forma de horno de barro. Por debajo de las piedras corre un hilo de agua que humedece la tierra y forma una pequeña olla de agua cristalina por dentro de la cueva, muy pintoresco.

Seguimos nuestro camino hacia una falla en el macizo, llamada La Salamanca. Son dos paredes muy altas y estrechas de las que caen unas gotas de agua, que al juntarse en el suelo arenoso forman un hilo de agua; la grieta no tiene techo por lo que se podía ver una delgada porción de cielo que iluminaba la falla con una luz tenue, haciendo brillar los hilos de agua que se deslizan por las paredes, bellísimo.

A pocos metros de allí se encuentra otra falla llamada La Cueva de los Pájaros, muy distinta de la anterior, mucho mas amplia y cubierta de musgo, el techo esta cerrado y la luz provenía de la gran entrada a la cueva que alcanzaba para iluminar perfectamente todo el ambiente. Allí también hay agua que gotea por las paredes, drenando en una olla de agua cristalina, el aire ahí dentro era bastante húmedo.

Luego de visitar estos lugares hermosos, Sebastián nos guió hacia el final de nuestro trayecto: el cerro La Cruz se imponía en el medio del camino, muy delgado y bastante alto, la niebla no nos permitía ver la cima pero se alcanzaban a ver algunas personas (apenas unos puntitos de color sobre la roca) que estaban practicando escalada.
En la base del cerro había algunas personas con carpa, aunque allí no hay una zona de acampe. Renovamos energía con algunas pasas, chocolates, granola y descansamos unos minutos antes de comenzar el ascenso.

Cerca del mediodía comenzamos la subida, Sebastián encabezaba la fila de personas e indicaba por donde debían pisar y donde no de modo de no correr riesgos innecesarios. En algunos sectores las indicaciones eran mas que sugerencias, ya que haber intentado subir de otra manera hubiera sido sumamente difícil y peligroso por lo resbaladizo de las rocas húmedas y los grandes desniveles entre las rocas. El paso fue un poco lento debido al grupo que nos acompañaba. Aunque el cerro es alto, el camino es muy empinado y el ascenso desde la base se puede realizar en menos de 40 minutos.

La cima (2260 m) era bastante pequeña y con una cruz de metal clavada en el punto mas alto del cerro. Desde allí se podía ver gran parte del macizo y en la dirección contraria la ciudad de Córdoba, Villa Carlos Paz, un embalse del que no estamos seguros su nombre y un panorama fabuloso. Afortunadamente la niebla se desvaneció cuando llegamos a la cima y luego de las fotos de rigor, el cielo volvió a cerrarse frente a nuestros ojos como una cortina, con niebla.

El descenso requiere los mismos cuidados que en el ascenso y se realiza en la mitad de tiempo que la subida. Charlamos con Sebastián las chances de subir al cerro Mogote (2400m), que es el mas alto del macizo. Nos dijo que no creía que el grupo que nos acompañaba estuviera con ganas de esa actividad puesto que requería un poco mas de esfuerzo físico, además nos dijo que desde allí la vista era bastante mas pobre que la que tuvimos en el cerro La Cruz debido a que esta ubicado mas hacia el centro del macizo.

Durante los recorridos pudimos apreciar que hay bastante mas vegetación y cursos de agua que en otros cerros. La caminata hacia el cerro La Cruz no es muy empinada, pero el recorrido que hicimos con Sebastián amerita la compañía de un guía para poder olvidarse de la preocupación de como deshacer el camino, además de que sin su ayuda no hubiéramos podido encontrar las cuevas que nos mostró y forman parte fundamental de la belleza del lugar. Toda la excursión duro aproximadamente 04:00 horas.

Nos frustramos un poco por no poder subir al cerro Mogote. Teniendo en cuenta que el camino que hicimos con Sebastián estaba muy lejos de ser una senda fácil de seguir y mucho menos con niebla, volvimos con el grupo hacia el refugio. Allí nos esperaba la esposa de Sebastián con unas milanesas de una ternera recién carneada que formaba parte de ascienda de los Pedernera. Fueron un manjar, creo que no habíamos probado una carne tan sabrosa.

Mas tarde armamos nuestras mochilas, conseguimos unos alfajores caseros, un termo con agua caliente y esperamos a que el remis nos viniera a buscar para llevarnos de vuelta hacia Villa Carlos Paz. Allí tomamos una combi de la compañía LEP para llegar a la ciudad de Córdoba, donde hicimos un poco de tiempo hasta que llegara la hora de tomar el micro de Sierras Cordobesas que nos llevaría de vuelta a Buenos Aires.

Cosas que quedaron en el tintero

Sobre la visita al cerro Champaqui averiguamos que había otra forma de subirlo, por la ladera que da a la provincia de San Luis y que ese camino presenta un desafío un poco mas dificultoso que el realizado por nosotros. De haberlo sabido antes, hubiéramos planeado el viaje de otra manera: Subiendo por esa ladera, pasando la noche en la cima y bajando al día siguiente por el camino que nosotros usamos para subir, para luego caminar entre las sierras y terminar el recorrido en Villa Alpina.

Donde nos quedaron muchas actividades por realizar fue en el macizo Los Gigantes, allí hay numerosas rutas de trekking que se adentran hacia distintos puntos del macizo y varios cerros que en los que se puede llegar a la cima. Dada la topología del terreno y la frecuente niebla, creemos que es bueno hacer algunos recorridos con guía antes de animarse a adentrarse por propia cuenta.

Algunas opiniones

Los precios en los refugios nos parecieron adecuados, tanto para pasar la noche como por la comida. Esa gente no pretende llenarse de dinero con los visitantes y son muy hospitalarios con el viajero.

Por otro lado nos gustó mucho la actitud de Sebastián en Los Gigantes que entre sus preocupaciones están las de mantener la limpieza del macizo (basura tirada por turistas cretinos) y preservar las rutas de caminata (eliminando mojones y manchas de pintura que indican caminos que en realidad no existen).

Sobre la zona, aparentemente en esa época del año la niebla es frecuente por lo que hay que ser muy cuidadoso con los destinos elegidos, los recaudos tomados y los tiempos del itinerario. Según nos contaron, la niebla puede durar varios días seguidos y estropear los planes de un itinerario ajustado (como lo era el nuestro).



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