La Estación Fluvial de Tigre se encuentra ubicada en la calle Mitre al 305, desde allí parte una gran diversidad de servicios de lanchas colectivo que permiten recorrer gran parte del Delta del Tigre y descender en sus distintas islas.
El lugar cuenta con baños públicos, y una gran cantidad de agencias de turismo que promocionan distintos tipos de servicios y recorridos.

En las islas que componen el Delta no hay espacios públicos, suelen ser viviendas particulares, cabañas de alquiler, restaurantes o recreos privados. Para acceder a los recreos es necesario abonar un arancel de entrada el cual suele permitir el acceso y uso de todas las instalaciones.
Si la intención es ir a pasar el día a un recreo conviene averiguar de antemano los costos y comodidades que brinda.

No sabíamos a donde ir, pero sabíamos que queríamos pasear arriba de una lancha colectivo, preguntamos en la boletería a donde podíamos ir y nos vendieron por $12 un pasaje de ida y vuelta a un lugar llamado Paso del Toro. Luego averiguamos que Paso del Toro es el nombre de un arrollo que corta el río Capitán, lugar donde se ubica un recreo privado.

Hicimos la cola para subir a la lancha que partió 11:30 puntual llevándonos a dar un paseo de mas de una hora. En el recorrido se puede apreciar el paisaje típico del lugar, pequeñas islas con mucha vegetación y construcciones muy pintorescas de todo tamaño y antigüedad. Cerca de las 13:00 llegamos al final del recorrido de la lancha que era precisamente nuestro destino, el recreo Paso del Toro.

El recreo Paso del Toro tiene una superficie de una hectárea con césped y unos pocos árboles, cuenta con una pequeña playa de arena, reposeras, mesas para picnic, y unas hamacas para niños mal conservadas. Bajando del muelle lo primero que se ve es un restaurante, los precios resultaron un poco elevados. Nos informaron que el costo para pasar el día era de $8 y que un almuerzo en el restaurante rondaba los $25 por persona y esa consumición daba derecho a pasar el día en el recreo.

Optamos por la alternativa gasolera y nos pedimos una cerveza y un par de tostados que llevamos a unas sillas que encontramos a la sombra de un árbol. Teníamos vista al río Capitán y de vez en cuando pasaba una lancha, pero mayormente el lugar era muy silencioso.
A media tarde quisimos volver, y nos enteramos que las lanchas de vuelta pasan cada 45 minutos. Esperamos pacientemente y volvimos a la Estación Fluvial, el viaje de vuelta se hizo un poco largo porque la lancha paraba en muchas islas a subir pasajeros. Luego subimos al tren y volvimos a nuestros pagos.