Hace algún tiempo un lector nos sugirió que visitáramos la Isla Paulino, sabíamos que estaba cerca de la ciudad de Berisso y que para llegar a la isla era necesario tomar una lancha colectivo, así que esperamos a que llegaran los días cálidos de primavera y fuimos visitar el lugar.

Nos encontramos en el centro de Buenos Aires, un Sábado cerca de las 10:30, tomamos la autopista Buenos Aires - La Plata y en menos de una hora estábamos en La Plata. Berisso se encuentra en las afueras de La Plata, así que mapa mediante nos dirigimos hasta El Embarcadero que se encuentra en el cruce de Av. Montevideo y Av. Genova en la ciudad de Berisso, desde allí parten las lanchas colectivo que van a la Isla Paulino.

El Embarcadero es un pequeño muelle de madera que da a un canal que desemboca en el Río Santiago. Los fines de semana y días feriado hay lanchas a la Isla Paulino cada media hora, comenzando el servicio temprano a la mañana y terminando alrededor de las 19:00, los horarios y la frecuencia dependen de la cantidad de visitantes que haya ese día. El servicio lo bridan unas lanchas del municipio cuyo pasaje de ida y vuelta ronda los $6.

Ese día todas las lanchas colectivo estaban en reparación, aprovechando la oportunidad había una persona que llevaba pasajeros a la isla con su lancha a razón de $20 por tramo. Nos pareció mucho dinero, así que con el mapa en la mano buscamos otra manera de llegar a la Isla Paulino, habíamos leído que hay un puente que une la ciudad de Berisso con la Isla Paulino, ese puente lleva a otro sector de la isla llamado balneario Palo Blanco.

Continuamos por la Av. Montevideo hasta llegar a la Av. Palo Blanco y allí doblamos a la izquierda, en dirección al río. Luego de algunas cuadras la Av. Palo Blanco pasa de ser pavimentada a camino de tierra mejorado, después se llega a un puente muy corto que une Berisso con la Isla Paulino, una vez cruzado el puente hay que continuar por el camino hasta llegar a la costa del Río de la Plata.

El balneario Palo Blanco tiene unas pocas viviendas costeras, donde venden bebidas frías y minutas, hay algunos espacios con árboles para disfrutar de la sombra con vista al río y mas allá de esto no hay otros servicios turísticos.

Charlando con la gente del lugar averiguamos que es una zona baja y que según la marea y los vientos puede haber un par de cuadras de playa. Cuando el río está bajo se puede caminar algunos kilómetros por la playa hasta llegar a la parte mas turística de la Isla Paulino.

En ese momento había marea baja y el día estaba soleado, nos gustaba la idea de llegar caminando a nuestro destino, pero no nos gustaba la idea de dejar el auto en un lugar donde no hubiera ningún tipo de seguridad ni vigilancia. Lanzamos una moneda y unos momentos después comenzamos a caminar por la playa.

Nos llamó la atención una sustancia verde claro, no aceitosa, que se sedimentaba en la orilla del río, con buen ojo se podía ver que esa sustancia flotaba en el agua. No pudimos descubrir de que se trataba pero estaba por toda la costa, si alguna vez tuvimos duda de que el Río de la Plata tenia aguas contaminadas, ahora era una certeza.

En la caminata tuvimos a la izquierda la costa de la isla, con vegetación autóctona y agreste. A la derecha el Río de la Plata donde muy a lo lejos se podía ver veleros y buques de carga. El sol estaba mas fuerte de lo que parecía y la caminata duro una hora y media, terminando cuando llegamos al muelle de pescadores, que es el sector mas visitado de la isla.

El muelle es muy largo, se interna cerca de 200 metros dentro del agua, y está hecho de cemento, se nota que es una construcción nueva y segura. Allí había varios pescadores con todo tipo de cañas de pescar. En la costa hay muy pocos árboles, así que casi no hay donde protegerse del sol. El lugar estaba bastante descuidado, con botellas tiradas, bolsas, restos de comida, etc.

Hacía calor y la gente aprovechaba para refrescarse en el agua, niños y adultos, todos ellos metidos en la misma agua en la que se podía ver esa sustancia verde que comentamos antes.

Desde la costa comienza un camino de tierra, que se interna dentro de la isla y permite apreciar de cerca la vegetación natural del monte costero. El camino lleva hasta la zona del embarcadero donde amarra la lancha colectivo. Allí hay un camping organizado, un par de bares isleños, proveduría y baños públicos, también hay cabañas que alquilan habitaciones para pasar la noche.

Paramos para tomar algo fresco en uno de los bares, mientras descansábamos bajo un quincho de paja en la tranquilidad de la isla, nos preguntamos que pasaría si subía la marea y ya no podíamos volver caminando por la playa por donde vinimos. Con eso en mente apuramos el trago, nos pusimos el sombrero y emprendimos la vuelta.