Finalmente llegamos a la entrada de la reserva ecológica, la caminata hasta allí nos tomó algo mas de una hora a un paso muy tranquilo.
Unos metros después de la entrada hay un puesto con una oficina de informes y baños públicos, en la oficina nos dieron folletos que tienen un mapa con los caminos por los que se permite transitar dentro del predio, no está permitido salirse de esos caminos por seguridad de los visitantes y preservación del ambiente. Nos informaron que hay visitas guiadas por un guardaparque del predio donde se realizan caminatas por fuera de los caminos convencionales para observar distintos tipos de flora y fauna.

Los caminos de la reserva son de conchilla, con el ancho suficiente para que pase un automóvil, sin embargo solo se permite la circulación a pie y en bicicleta. El camino principal bordea toda la reserva pasando gran parte del trayecto a pocos metros del Río de la Plata. Optamos por hacer nuestra propia experiencia dentro del lugar y comenzamos la caminata tomando el Camino de los Plumerillos, siguiendo el Camino de los Sauces, luego el Camino de los Alisos, para salir de la reserva por el acceso de la calle Viamonte.
En el recorrido encontramos una interesante diversidad de escenarios, desde lugares donde parecíamos estar en el medio de la nada, rodeados de aire fresco y húmedo, con un silencio entrecortado solo por el cantar de algunas aves. Hasta otros parajes donde la ciudad nos recordaba realmente donde estábamos.

Encontramos todo tipo de gente, desde el ciclista que va rápido, hasta los señores mayores que salen a hacer footing. Como era un poco pasado el mediodía el sol se hacia sentir, y descubrimos que si bien hay bastante vegetación en el lugar, no hay árboles que den sombra sobre el camino.
A mitad del recorrido, en el lugar marcado en el mapa como 'Punto de Encuentro' encontramos un pequeño recreo con asientos con vista al río, mesitas para improvisar un almuerzo y una buena cantidad de gente descansando y disfrutando de la relativa quietud y tranquilidad del lugar. También hay baños químicos, de los que nos mantuvimos alejados por ser partidarios de resolver nuestras vicisitudes al aire libre.

Hicimos una pausa de un par de horas en el Punto de Encuentro para almorzar. Seducidos por el arrullo de río que se encontraba a pocos metros y la sobra de un arbolito, nos dejamos llevar por una siesta.
Luego de la siesta descubrimos que el lugar estaba bastante mas concurrido, no solo el recreo donde nos encontrábamos sino el camino que seguíamos, así que tomamos nota de que es buena idea ir temprano mientras la mayoría de la gente duerme.
Seguimos nuestro camino disfrutando de la vista y llegamos finalmente a la salida (que bien pudimos utilizar como entrada) de la calle Viamonte. El recorrido que hicimos dentro de la reserva habrá sido aproximadamente 6 kilómetros, pero se pueden hacer distintas variantes según las ganas que se tenga de caminar.