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Recién llegados a Carhue, armamos la carpa en el camping Levalle.
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En la entrada a Villa Epecuén se encuentra abandonada la estación de tren Lago Epecuén.
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Vereda abandonada al lado de la estación Lago Epecuén, no había nadie por ahí.
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Cartel con un esquema de la entrada a Villa Epecuén, recomiendan circular solo por los caminos que tienen asfalto.
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Primeras imágenes de las ruinas: escombros y árboles secos.
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Una vereda y la calle, o lo que queda de ella.
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El agua de la laguna erosionó el suelo y dejó al descubierto las raices de algunos ároles.
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Algunas construcciones todavía se mantinen en pie.
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De a ratos el cielo tomaba un tono plomizo que le daba al lugar un aire desolador.
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Tal vez el jardín trasero de una casa, con su aljibe.
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A la izquierda una calle con agua y a lo lejos los postes de luz todavía en pie.
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Las calles mas cercanas a la laguna están todavía inundadas.
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En Villa Epecuén los árboles tienen formas muy extrañas.
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En el suelo no crece vegetación porque quedo impregnado con la sal de la laguna.
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Construcción derruida y árbol siniestro.
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En una esquina, las calles de Villa Epecuén todavía tienen agua.
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Un camino que parece sacado de un bosque embrujado.
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Una calle que llega hasta la orilla de la laguna y luego desaparece bajo el agua.
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Así era esta construcción antes de la inundación.
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Así es esta construcción después de la inundación.
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En Villa Epecuén los árboles tienen formas muy extrañas.
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De a ratos el cielo se oscurecía y con el silencio del lugar se formaba cierto clima dramático.
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El agua de la orilla está tan quieta que parece un espejo.
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Runinas, a un poco mas de 20 años de la inundación.
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Vereda surcada con árboles de formas expresivas. Qué expresan?
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Un de las construcciones mejor conservadas del lugar.
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Promediando la tarde comenzó a oscurecer.
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En Villa Epecuén los árboles tienen formas muy extrañas.
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Algunos árboles tienen las raices al aire y su madera blanquecina a causa de la sal.
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Buscando El Matadero encontramos esta calle que parece no tener fin.
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Plano de Villa Epecuén con puntos de referencia.
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A la vuelta nos acompaño la lluvia. Te, galletas y parlantes de PC en lugar de un estéreo.
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Luego de que dejara de llover, la ruta y las nubes resumían el viaje.
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